"LA
GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO COMO PUENTE ENTRE LA CULTURA ADMINISTRATIVA ANALÓGICA
A LA CULTURA ADMINISTRATIVA POLIDIGITAL"
Por Alfredo Armando
Aguirre
Abstract
Esta comunicación es el testimonio de un veterano miembro del servicio civil
federal argentino, enfocado desde el punto de vista de la Gestión del
Conocimiento.
Es opinión del autor que la experiencia acumulada por los servidores públicos, convenientemente
movilizada por los decisores políticos puede constituir un significativo
aporte a la productividad de los servicios gubernamentales y por ende también
contribuir a la calidad de vida de las personas implicadas.
This communication is the testimony of a senior member of
the Argentine federal civil service approached from the (KM) Knowledge
Management's perspective .
It is the opinión of the author that the experience of public servants,
conveniently mobilized by politicians can provide a significant contribution to
the productivity of government services, and therefore also contribute to the
quality of life of the people involved.
Palabras
claves: Gestión del conocimiento, cultura administrativa, macrothesaurus,
servicio publico, Archivística, capital humano, servicios gubernamentales,
gestión publica, políticas públicas, Argentina
COMUNICACION
Lo que sigue
transita por el sendero de lo testimonial, diz que autobiográfico. Hay una
suerte de auto-entrevista profunda con "observación participante".
Llevo en este invierno
austral de 2009, poco más de 62 años. Hacia fines del año en curso voy a
cumplir cuarenta años como graduado en Ciencia Política, habiendo ingresado a
los cuadros de la Administración Publica federal (nacional) argentina, en el
tercer Trimestre de 1968. Salvo dos interrupciones que suman tres años, todo
ese tiempo en permanecido en el servicio publico, y viene siendo esa mi
principal fuente de ingresos (parcialmente complementada con tareas docentes).
Quienes me tratan, me han escuchado decir: "que mi trabajo es mi
hobby": Agregaría que en mi horizonte existencial se ha instalado la
jubilación, que sobrevendría hacia julio del 2012.
Preponderantemente
voy a formular la presente comunicación, desde lo que vengo vivenciando y
reflexionando desde mi posición laboral, enriquecido por lecturas de
contenidos afines a la materia.
Cada lector sabrá
hasta donde lo que expreso es extrapolable a otras administraciones públicas
iberoamericanas. Conjeturo que las burocracias públicas de nuestros países tienen
mucho en común, por cuanto los entornos en las que se desenvuelven también lo
tienen. Tal vez las diferencias asomen en cuanto a las idiosincrasias de los
países ibéricos con las de los países de Latinoamérica o Indo América.
Si bien comencé a
acercarme a la incorporación de la Informática en las agencias públicas hacia
1979, mi inmersión en lo que todavía no se denominaban TICs, se produjo hacia
mayo de 1992. Nunca olvidaré cuando una funcionaria uruguaya del proyecto
Urucib, en una jornada de capacitación interna, pronunció la palabra que creo
marcaría un hito en mi existencia: MÓDEM.
Hasta ese momento
saciaba mi inquietud comunicacional, desde mediados de 1977, escribiendo
artículos de los temas de mi interés en publicaciones de tirada reducida. Es
decir transitaba por los caminos de lo "analógico". Fue la toma de
conocimiento de las posibilidades que se abrían a través del Módem, la que
catalizó mi migración hacia lo digital (que por estas horas proyecto hacia lo
"poligital", por entender que lo que se ha desencadenado tiende a lo
ilimitado, aunque resulta casi inimaginable).
Lo que he
manifestado respecto a mi predisposición para con las cuestiones de la
Administración Publica, ya formaba parte de mi bagaje de inquietudes en mi
época llamémosle analógica.
Desde las practicas
laborales y extra-laborales centradas en la telemática, me encontré allá por el
año 2000, con uno de los conceptos decantados por la dinámica del acontecer
TICs, cual es el de "Gestión del conocimiento"(KM). Mi conocimiento
de idioma inglés me facilitaron abrevar en los documentos que se venían
produciendo al respecto, así como habían facilitado toda mi inmersión en las
TICs.
Dejo explícito desde
ya, que el impacto TICs en el quehacer de las agencias publicas, esta lejos de
agotarse en las cuestiones vinculadas a la Gestión del Conocimiento (En
adelante GC). Lo que sucede es que a los efectos de la presente comunicación,
haremos énfasis en ellas, sin soslayar, como cuadra a los abordajes holísticos,
que todo dentro y fuera de las agencias publicas esta dinámicamente
interrelacionado.
Tomando como marco
referencial a las agencias o burocracias publicas, puede esbozarse una suerte
de gama o abanico de posiciones de observación o acción. A saber: la de las
personas que están "fuera " de los cuadros administrativos, pero que
en cuanto "administrados", de algún modo y en algún punto de sus
existencias tuvieron, tienen, o tendrán algún tipo de relacionamiento con las
agencias publicas; las de las personas que ocupan puestos de conducción o
asesoramiento de las agencias, y lo hacen de manera temporal(por estas
latitudes se los conoce funcionarios "políticos"), y la categoría en
que me ubico, que es la de los servidores públicos permanentes o
transitorios, que tienen contratos de trabajos con la Administración publica y
que realizan múltiples tareas, guardando con los funcionarios
"políticos" una relación "Patrón - empleado". Este
abanico es dinámico y hasta admite cambios de posición.
En síntesis, que
nuestro discurso es el de un servidor público, en este caso permanente, que no
se considera funcionario” político", aunque como en mi caso alguna vez,
haya funcionado como tal.
Nuestra trayectoria
"analógica" y nuestra "migración" hacia lo digital,
nos ha permitido visualizar tanto el potencial de los analógico preexistente, y
subsistente; como lo que las TICs posibilitan para potenciar y poner en valor a
esa analogicidad, aun mas allá de lo que la misma era aprovechada en la etapa
pre - TICs.
Y asimismo, nos
permite ponderar el aporte que el capital humano encuadrado en los servidores
públicos permanentes y semipermanentes, hizo, hace y hará, para gestionar un
activo, estando en capacidad y aptitud para hacer un aporte sustantivo a la
calidad y cantidad de las políticas publicas que son resorte de las decisiones
tomadas por los funcionarios "políticos", vinculados directa o
indirectamente a los ciudadanos que los colocan allí mediante el sufragio.
Y aquí no debe
soslayarse que ciudadanos son tanto los que están "fuera” de las agencias públicas
(la inmensa mayoría) como los que pertenecen a sus cuadros.
En una publicación
de divulgación sobre el Plan de Gobierno 1947-1951 del Gobierno federal
argentino, vi por vez primera el concepto de "cultura
administrativa". Como cultor de lo que se conoce indistintamente como
Etnología o Antropología Cultural, me pareció muy fecundo para adentrarse al
peculiar flujo /fluencia vital de la Administración pública de mi país. A los
efectos del análisis, adoptamos por considerarlo operativo aquel concepto
de "cultura" acuñado por Romano Guardini, en el sentido
que:"cultura es todo lo que el hombre hace, crea o conforma".En orden
a las precisiones, y entendiendo como cultura al contexto argentino, entonces
podemos considerar al acontecer de la administración pública, como una
"subcultura", en estrecha interacción con su entorno, que es él que
por otra parte justifica su existencia.
Mas arriba empleamos
los conceptos casi equivalentes de "flujo vital" y de "fluencia
vital". El primero lo tomamos de José Imbelloni (1885-1967) y el segundo
lo abrevamos en Saúl Taborda (1884-1944), quien explicita que lo tomó a su vez
de Ortega y Gasset (1883 - 1955).
Para tener una
visión panorámica de la subcultura administrativa argentina pre - TICs, es
necesario remontarse al Derecho Indiano, sobre el que se montaron las agencias
públicas de los conquistadores y evangelizadores españoles. Sobre la fluencia
administrativa puesta en marcha por esas instituciones las que va de
suyo experimentaron modificaciones a lo largo de los casi dos siglos y
medio que rigieron, se montaron las iniciales instituciones argentinas, particularmente
en el periodo de transición que va desde 1810, hasta la instalación del
gobierno federal argentino en la ciudad de Buenos aires, en 1862.
No conozco estudios
sobre la Administración pública de ese periodo, pero arriesgo la hipótesis por
la documentación consultada, que sus practicas personificadas por los
servidores público que fueron transmitiendo sus hábitos laborales y incluso
participando en las transiciones o por los lazos familiares y amistosos que
muchas veces parecen obvios pero que hacen al funcionamiento de las
instituciones y a la transmisión asistemática de conocimientos. Arriesgo la
hipótesis repito, que por la conjunción entre otros de esos factores, el nuevo
estado de cosas iniciado en 1862, asimiló a su acervo esas influencias. Y desde
entonces, a pesar de las turbulencias institucionales que ha venido
experimentando la República Argentina, lo preexistente ha venido influenciando
ostensiblemente a la cotidianidad del quehacer administrativo, aunque esta
circunstancia, a veces por su obviedad, escapa a los análisis, que
generalmente, se hacen con pocas vivencias de esa cultura, o sin consultar a
los portadores de esas vivencias. Esta falencia se hace más evidente desde la
perspectiva de la GC.
Aplicadas a la
cultura administrativa "analógica", hay dos nociones provenientes de
la batería GC que son por demás reveladoras: las de conocimientos explícitos y
tácitos.
En lo que hace al
conocimiento explicito, cuando se abreva en la documentación que viene
respaldando el quehacer de las agencias públicas, se percibe una alta
invisibilidad de esa masa de conocimientos en gran parte desaprovechados.
Por suerte esa documentación,
pudo sobrevivir a los que la generaron.
En el caso del
conocimiento tácito, nos referimos al que han venido acumulando las actuales
camadas de servidores y servidoras públicas, así como el de aquellos que han
pasado a categoría de jubilados. También se percibe un ostensible
desaprovechamiento de ese conocimiento, que se torna volátil sino se generan
los ámbitos para tornarlo en "conocimiento explicito".
Estos activos de
conocimiento, sin desconocer la incorporación acrítica y muchas veces
periférica, de herramientas informáticas y telemáticas a la
Administración publica, presentan un potencial que al menos en nuestra óptica,
podría hacer un aporte sustantivo a la elevación de la calidad de las
decisiones que ponen en marcha y implementan el menú de políticas públicas.
Resulta muy amplio
el espectro de tareas circunstanciadas que implicaría poner en valor todo este
conocimiento analógico procesándolo con el arsenal TICs.
Muchas veces ponemos
el ejemplo de todo lo que puede hacer sobre el particular la simple combinación
de la fotocopiadora y el escáner.
No se hasta que
punto resulta redundante, extendernos sobre el párrafo precedente, porque
percibimos que a veces lo obvio o perogrullesco, recibe menos atención que lo
mas elaborado y formalizado. Como si hubiera una primacía de lo complejo y
sofisticado, sobre lo simple y práctico. Como se sabe el grueso de los
documentos analógicos son contenidos preponderantemente alfanuméricos
soportados en papel. Los hay manuscritos e impresos. Si asumimos que en los
Archivos de Indias, están los "ácidos nucleicos" de la cultura
administrativa de nuestros país, en nuestro caso de la Argentina, podemos tener
una hito de hasta donde puede llegar el proceso de digitalización de la
información analógica.
Aun para documentos
escritos más cercanos en el tiempo, hay un paso previo al escaneo, que es el
fotocopiado. Ello es por la simple razón técnica que desde una fotocopia (que
van en continuo perfeccionamiento en cuanto a la reproducción), es mucho mas
nítida la imagen que puede procesar un escáner, sea para el
"reconocimiento óptico de caracteres"(OCR), o para las técnicas fotográficas
que hacen uso de archivos como los de formato pdf. Acotamos que la técnica de
OCR, resulta más amigable a la hora de alimentar bases de datos que permitan
realizar búsquedas profundas tipo "minería de datos".
Como se va
apreciando se abren dos líneas de trabajos convergentes en esta propuesta de
"recuperación de información"(Al estilo del "Macrothesaurus, concepto
que precedió a la generalización de las computadores personales y las redes
telemáticas). Una, es la de los documentos escritos, y otra la de los testimonios
del los servidores públicos (en actividad o jubilados).
Allá por 1982,
leímos en "Vers une Science des civilisations?" (Michaud et Marc, 1981), que: "todo viejo que muere es una
biblioteca que desaparece". La memoria de las personas es
"volátil" y desaparece con sus fallecimientos, salvo que hayan dejado
algún testimonio escrito. Atento esa "volatibilidad" inevitable,
debemos dar prioridad a el conocimiento tácito que albergan dilatadas
trayectorias laborales en los portadores de esta "cultura administrativa"
evanescente.
Atento las
normas del evento al que se presenta la presente comunicación, requiere
trabajos no publicados, tan solo consignaremos que en ocasión de las tareas de
capacitación que desarrolla el Instituto Nacional de la Administración Pública
del gobierno federal argentino, y en el marco de las actividades sobre Gestión
del Conocimiento que anima Graciela Falivene, presentamos un
trabajo dedicado a la captación de conocimiento tácito de personal próximo
a jubilarse. Nos inspiramos en una modalidad de la GC, que son los "Exit
Questionaries" (Formularios de Salida), como los que implementa la
provincia de Calgary en el Canadá.
Y en esa dirección
queremos citar un caso, del que tomamos conocimiento en ocasión de participar
como censista en el último Censo nacional argentino realizado en 2001. En
esa oportunidad nos tocó censar a un anciano, al que nos presentamos como
miembros del servicio civil. Ello lo motivó a que nos contara detalladamente
todas sus vivencias en la agencia gubernamental federal de los Parques
Nacionales, y esa experiencia, que no ha sido la única, son del tipo que
nos hace proponer que la captura de conocimiento tácito, se haga extensiva
también a los jubilados del servicio publico, que voluntariamente se avengan a
hacerlo. Esta característica de la voluntariedad, también la sugerimos para los
"formularios de Salida", que realicen los servidores públicos con
trayectos laborales prolongados.
Circunscrito a partir de este punto del desarrollo a la "visibilización"
del conocimiento explícito analógico, previa digitalización destinada a servir
como insumo en la elaboración e implementación de políticas publicas, comienzo
por hacer un reconocimiento a todas las personas profesionales o idóneos como archiveros o bibliotecarios, que
trabajaron para dejarnos un legado que estimamos de sumo valor y que esta casi
sin utilizar.
Expresé al principio
de esta comunicación, que la misma transita por el sendero de lo testimonial.
Una de las
conclusiones que extraemos de esa trayectoria que a vuela pluma insinuamos es
la de esa suerte de inutilización del conocimiento explicito
almacenado en archivos y centros de documentación de las agencias públicas: Y
no es que no existan aportes, sino que los mismos han ido siendo neutralizados
entre otros motivos por la turbulencia que ha caracterizado al acontecer argentino,
en algún modo solo atenuada, desde la vigencia del estado de derecho que rige
en la Argentina a partir de diciembre de 1983.
Por una orden de
trabajo, recibí hacia fines de 1972, la misión de hacer un relevamiento de los
documentos existentes en la agencia publica en que me desempeñaba. Podrá
parecer algo insignificante, pero no tanto si asumimos el apotegma que reza que
"así como es la parte es el todo".Entre la documentación que iba
clasificando, con la rudimentaria metodología que en ese entonces disponía, me
encontré con una Memoria de los Ferrocarriles Patagónicos de la década del 40 ó
50. Allí advertí una riqueza de contenidos, que suponía al menos dedicación de
los que habían intervenido en su elaboración.
Aunque no sean los
únicos repositorios de información, y mas por mis inquietudes de conocimiento,
que por razones laborales, en incontables oportunidades desde ese entonces, y
aún con anterioridad he formulado consultas tanto en el Archivo General de la
Nación como en la Biblioteca Nacional. No era mi criterio de búsqueda el de la
investigación histórica, sino el de quien busca antecedentes para
resolver algún problema de interés público. Desde entonces; cuando no
existían herramientas conceptuales como la GC, me era dable descubrir
documentación que en el mejor de los casos solo había sido mencionada en alguna
investigación histórica, de escasa difusión. También iba percibiendo, que
esa masa documental era poco citada por las últimas investigaciones que se iban
realizando casi en simultaneidad con mis búsquedas. Y creo necesario
acotar que el grueso de esa documentación había sigo generada por agencias
publicas.
Así recordamos los
informes generados a partir de 1898 por los Ministerios de Agricultura y
Ganadería; de Obras Públicas, y de Marina.
En el Archivo
General de la Nación (AGN), de Buenos Airees existen fondos documentales
provenientes de las agencias públicas poco trabajados o sin trabajar. De ellos
me permito citar a los de la Contaduría General y los de Asuntos Técnicos (Gestión
de Raúl Mendé 1949/1955).
Da una idea de las
tareas por encarar a los efectos de poner en valor digitalmente esta masa
documental (de energía concentrada y con riesgo de pérdida irreversible en
muchos casos), los Decretos y normas menores a través de las cuales los poderes
Ejecutivos (Nacional, provinciales y municipales) implementan la acción de
gobierno. Cada una de estas normas ha sido acompañada de un conjunto de
documentos que la fundamentan. En Argentina se las denomina Actuación o
Expediente.
De esos Decretos no
existen colecciones exhaustivas: No resulta fácil encontrar las Colecciones del
Registro Nacional, ni el Boletín Oficial que se editaron separadamente y con
criterios distintos desde el último tercio del Siglo XIX, y se unificaron en
1947: No hay una repartición que tenga registrado Decretos anteriores a
1938.
Va de suyo que si no
hay colecciones o repertorios de esas normas, tampoco están disponibles los
expedientes que los fundamentan y que son valiosas canteras de información.
Esta situación de
desaprovechamiento ya era evidente en los tiempos analógicos. Pareciera que quienes
toman las decisiones políticas no terminaran de percibir la necesidad no solo
de preservar sino de tornar operativo todo ese acervo documental. Y el
argumento de la falta de personal, es algo que no puede esgrimirse en el sector
público, porque es sostenible la opinión en el sentido de que muchas veces se
lo utiliza para ocultar incapacidades conductivas. Ya en las épocas
"analógicas", era evidente una deficiente distribución del capital
humano y la carencia de políticas de personal destinada a permitir el
desarrollo de ese capital humano.
Los documentos y las
declaraciones suelen por lo general no decir estas cosas.
Insistimos que
transitamos por el sendero de lo testimonial.
Con la perspectiva
de racionalizar o perfeccionar una migración de lo analógico a lo digital, hay
referencias propias o cercanas que merecen mencionarse. Así en fecha reciente
se ha digitalizado una encuesta sobre cuestiones de folclore promovida por
Ricardo Rojas(1882-1957), en 1921,desde su posición de vocal del Consejo
Nacional de Educación, que realizaron maestras desde sus respectivas escuelas
rurales. Esta encuesta pudo preservarse en su original formato analógico por el
personal de lo que actualmente se denomina Instituto Nacional de Antropología y
Pensamiento Latino-americano.
Mas el
emprendimiento mas enjundioso es el que en marco de sus propósitos ha realizado
la organización del culto denominada”The Church of Jesus Christ of Latter-day
Saints"(conocido en el lenguaje cotidiano como "mormones).
En el sitio
Web http://search.labs.familysearch.org/recordsearch/start.html (consultado el 24 de agosto de 2009) se puede comprobar como ese
culto ha cargado las planillas del Segundo Censo Nacional realizado en 1895.Esa
carga no solo comporta la digitalización de las planillas que estaban
manuscritas, sino el posterior vuelco a la estructura de una base de
datos, diseñada al efecto y que en la que permite gestionar la información,
proveniente de un universo de poco mas de cuatro millones de personas. Tarea
similar ha realizado esta organización con el Primer Censo Nacional Argentino
de 1869, cuando mi país tenía poco menos de dos millones de habitantes. Estos
datos, de acuerdo a mis consultas, están parcialmente disponibles.
Considero un ingenio
de este tipo como una suerte de "banco de pruebas" (Bench mark), para
lo que proponemos en la presente comunicación.
Mediante una
adecuada movilización, motivación y coordinación, al interior de las agencias
publicas de las distintas jurisdicciones en que están formalmente organizados
los poderes públicos argentinos, existe la dotación de personal y el
equipamiento telemático disponible para diseñar y alimentar una suerte de
mega base de datos tendiente a brindar elementos para la elaboración e
implementación de políticas publicas.
Está demostrado que
las agencias públicas argentinas vienen siendo el principal
receptáculo de los cuadros egresados del sistema superior de educación
argentina. Ello deviene en superiores calificaciones por parte del actual
capital humano en relación a sus precedentes colegas que fueron los que con su
trabajo cotidiano generaron analógicamente la masa de documentación susceptible
de digitalización. Esas calificaciones y el equipamiento disponible
posibilitan poner en valor y aun resignificar esos conocimientos.
Paulatinamente se va
reconociendo aunque a veces con eufemismo, que estas cuestiones en última
instancia están sujetas a decisiones políticas. Para ser más precisos sujetas a
personas con vocación política. Creo que se ha ganado mucho en reconocer que
haya distintas racionalidades entre las personas con vocación política (aún las
de más prístina legitimidad), con el resto de las personas con otras
vocaciones, como es el caso del grueso los servidores públicos permanentes,
también denominados "trabajadores del Estado".
Los loables intentos
de despolitizar la dinámica interna de las agencias públicas han llevado
ha frustraciones.
La lucha permanente
por la preeminencia es una constante, aun en plenitud del Estado de Derecho. En
países como la Argentina complejiza la problemática, la circunstancia que esa
lucha permanente por la preeminencia incluye cosmovisiones muy distintas y
antagónicas. Ello no ha impedido la impronta incremental que los servidores
públicos vienen dado a la cotidianidad de la cultura administrativa.
Estando ya al termino
de la presente comunicación, desearíamos consignar algunos conceptos con los
que estimamos que la misma puede ser mejor percibida.
La misma resulta
preponderantemente autor-referencial, por lo cual damos primacía a nuestros
testimonios que a citas bibliográficas.
Una de las pocas
menciones bibliográficas es la de la obra de Michaud et Marc mas arriba
mencionada. En la misma se distinguen dos miradas de la realidad: Las
"encráticas", cuando se hacen desde dentro del poder; y las
"acráticas": cuando se hacen desde fuera del poder. Soslayando la
discusión de la difusa noción de poder, estimamos que los servidores públicos,
por su relación tan cercana con las personas de vocación política en ejercicio,
tiene miradas que no permiten encuadrarla en ninguna de las dos posiciones
enumeradas.
En otro orden de
cosas deseamos consignar, y ello refuerce lo consignado en el párrafo precedente,
acerca de las peculiares oportunidades de aprendizaje que se dan en el servicio
publico, generando un también peculiar compromiso social
Y por ultimo, toda
la presente está atravesada por una transición cuyos paradigmas de salida lo
constituyen la síncresis del Derecho Romano, el dogma católico y la lengua
española, con el adicional de la Física clásica, y cuyo paradigma de arribo lo
constituiría lo que se conoce como Física subatómica.
Esta demostrada la
ineficacia de los unilateralismos y los monocausalismos. Y seria poco sustentable,
extrapolar a las TICs, el carácter de panacea que otrora se otorgara a la
técnica.
No obstante; la
introducción que se va operando de equipamientos que permiten velocidades de
procesamiento de datos que rondan las decenas de billones de operaciones por
segundo(teraflops), que posibilitan ingentes almacenamiento de datos(medidos en
terabyts),y con velocidades de transmisión cercanas a la velocidad de la luz
(300.000 k/h).Esta disponibilidad, así como el capital humanos
idóneo para realizar estos procesos, nos hace recordar algo que leímos en un
libro de Vernon Van Dyke, " Ciencia Política :Un análisis
filosófico"( Tecnos, Madrid, 1962; primera edición en inglés de 1960), en
el sentido que esta disciplina tenia por objeto "contribuir a la
racionalidad potencial de las decisiones políticas".
Y ese es el sentido
de esta comunicación, insistimos preñada de testimonialidad; el de contribuir a
la visibilidad de potencial de conocimiento explicito analógico mediante una
sistemática digitalización, que la pondrá en disposición para constituirse en
insumo para la formulación e implementación de las decisiones que vayan
tomando las camadas sucesivas de decisores políticos.
Buenos Aires, 24 de agosto de 2009